Caravana de victorias
Por Moraima Zulueta Gómez.- La libertad era el primer capítulo de aquella caravana vestida de verde olivo, de espesas barbas y fusil en mano; henchida de victoria. La Habana y su multitud recibían al líder, arropada de gozo. La emoción ardía en pechos esperanzados por el Día de justicia, de la equidad. El saludo rebelde de aquel contingente guerrillero que recorría la capital cubana, avivaba la sonrisa ante la realidad de la misión cumplida. El campamento de Columbia fue el hito redentor de la paz definitiva, simbolizada en la histórica tribuna, donde blancas palomas le dieron la bienvenida al eterno Comandante, al hombre que crisoló que Patria es humanismo. Esa casualidad estremeció el espacio de la fortaleza militar como un volcán en erupción. Fidel, Fidel era el grito enardecido en aquella muchedumbre que celebraba la victoria.