El maestro labra el alma de sus alumnos
¿Cómo olvidar a quien nos enseñó a dibujar nuestros primeros trazos? ¿Cómo no tener presente a quienes descubrieron para nosotros los mundos de las ciencias, las matemáticas o la historia? ¿Quién no recuerda con nostalgia a los profesores que ayudaron a forjar su vocación y cultivaron, como el más abnegado agricultor, las semillas de los valores, los principios y el comportamiento responsable?