Es Nathaly, sencillamente, otra mujer
Su nombre es Nathaly. Algún absurdo error de Dios y de los hombres la llevó a ser Reilen, pero su nombre es Nathaly. Lo es cuando acomoda sus pestañas preñadas de rímel. Lo es cuando se enfunda en un traje que voltea las miradas. Sigue siendo Nathaly cuando llega la noche y en ella caza retazos de amor, un reflejo breve que solo ocurre cuando las luces se apagan y los testigos se silencian. Nathaly camina al filo de las lenguas, abismo insalvable, con su pelo prestado y las uñas que asoman al hombre que no fue. Nathaly tiene novio, alguien que no podrá regresar jamás de sus pasos. Quizás la almohada conozca el llanto por los senos vacíos y la maternidad que nunca tendrá. Pero a pesar de todo, de las risas, la burla, el desprecio y la acogida, se mueve como una gacela, cazadora de la vida, los sueños, la esperanza, sus pasos avisan la seducción. Es Nathaly, sencillamente, otra mujer.