Con cascos blancos y sangre roja
Quien pase hoy por la legendaria playa de Guardalavaca, unos cincuenta kilómetros al norte de la ciudad de Holguín, génesis de lo que es actualmente uno de los polos del turismo internacional más importantes de Cuba, recibe el impresionante impacto de tener ante la vista algo así como un enorme crucero, de color blanco total, que de pronto parece haber anclado en un sitio privilegiado de la playa. Por Aroldo García Fombellida