Maestras con arte: pupilos con alas
Pablo Samuel será un buen músico, no solamente, porque tiene manos de terciopelo y oído de delfín, sino porque tuvo dos buenas maestras. Es verdad que no fueron ellas quienes le revelaron los misterios del piano, pero en cambio, le ofrecieron algo mucho más valioso: la brújula que apunta siempre hacia lo bello. Y atento a esa guía, el chico de 11 años de edad cumplió la promesa que les hizo en tercero: tocarles al piano “Balada para Adelina” en la graduación de sexto grado.