Dioscorides asegura que sus lechugas son de las mejores
Cuando un hombre con voluntad se enamora de la tierra, se hace cómplice de ella, la mima, la acaricia y le ofrece toda la atención que requiere, esta le brinda en cambio la recompensa que sólo ella sabe dar aún cuando sea un pequeño espacio. Esto es lo que ocurre con Dioscorides Griñán Rodríguez y una pequeñísima parcela situada a un costado de su vivienda, en el barrio La Loma, en el consejo popular La Sabana en Minas de Matahambre; en lo que pone todo su empeño alternándolo con su trabajo como zapatero en el sector no estatal.