Nuestra democracia
De mis abuelos campesinos solo se acordaban en tiempos de elecciones para comprar su voto con promesas. Hoy el presidente de la República dialoga con el pueblo con transparencia, sin el menor asomo de populismo. Y ni el niño ciego de Santa Clara se va a rendir, como él mismo le expresara a Díaz-Canel, aunque por culpa del imperio cruel no tenga acceso a la tecnología que demanda su limitación física.