Pepe Olmo: la perennidad en la Charanga Eterna
La Orquesta Aragón devino escuela, pero la génesis fue invariablemente la calle. Pepe Olmo resulta un claro ejemplo. Se le define como una de las más grandes voces de Cuba de todos los tiempos. Algún juicio musicológico calificaría tal vez su trabajo de extraordinaria emisión técnica, y sin embargo el talento se labró a sí mismo con la tradición musical de la familia, sobre todo la madre, cantante de punto guajiro. Es posible que la influencia materna fuera decisiva, y no solamente por la herencia recibida de ella. Era muy pequeño aún Pepe Olmo cuando la madre falleció. Los testimonios coinciden en la profunda tristeza en que se sumió el muchacho, y que únicamente a los 12 años volvería a cantar por pura necesidad. Y es posible que aquella aflicción, como una herida sin curar totalmente, sedimentara en el estilo de Pepe Olmo para decir el bolero como pocos.