Niños en Contramaestre, sinónimo de alegría

Por Lázaro Quero Almenares Suele asociarse a los niños con la risa y la alegría. De ellos se dice, disfrutan la vida a plenitud. En Contramaestre, municipio de la geografía de Cuba a 890 kilómetros de La Habana, los niños aún no conocen la luz del sol y ya reciben esmeradas atenciones que van desde el seno familiar hasta el más riguroso cuidado médico, que garantiza un óptimo crecimiento y desarrollo durante el embarazo y luego del alumbramiento. Los niños de Contramaestre tienen derecho a encarnar la expresión más alta de la felicidad, sonríen y contagian de amor a todos, corren libres por las calles, los parques y los barrios. Los niños cubanos tienen la virtud de no son alcanzados por las balas que vuelan por los aire en las escuelas de los Estados Unidos. Es cierto que no conocen del lujo y la abundancia, pero tampoco saben de enfermedades incurables, ni del hambre extrema, el trabajo infantil para sobrevivir y el analfabetismo. ¿Querrán mis niños vivir en otra parte de este planeta?

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