Sorteo de corazones
El emperador romano Claudio dictó una orden insólita: El imperio necesita buenos soldados. Y cuando los soldados están casados no pelean bien. Sólo piensan en su mujercita… Así que… ¡queda prohibido el matrimonio! Valentín era el joven obispo de Interamna. Conocedor de las arbitrariedades del emperador, invitó a los enamorados a venir dónde él y casarse en secreto.