Tiempos de un necesario ahorro
Ocho y 26 de la mañana, se fue la corriente otra vez después de una larga y noche de inestabilidad en el fluido eléctrico. Mi vecina del frente, con la ropa a medio lavar se irrita y sus gritos se oyen a la distancia de una cuadra. Así le sucede al carpintero, a la peluquera y a cada uno de nosotros porque dependemos de la corriente eléctrica para desarrollar nuestro día a día.